viernes, 31 de diciembre de 2010

Bienvenido 2011.

Estamos a unas seis horitas de empezar el año, y por primera vez, no tengo hecha mi lista de propósitos. Siempre he redactado doce propósitos, uno por cada campanada. Hoy día 31 de diciembre, puedo admitir que no he cumplido ni siquiera uno de aquellos doce que a día de hoy me propuse.
 Desde que recuerdo, tal día como hoy me ponía a recapacitar en todo lo bueno y lo malo que me había dejado ese año, todas las personas que habían entrado y salido de mi vida, recordaba todos los buenos y malos momentos que habían pasado durante el año y les dedicaba a todo el mundo parte de mis discursos, ya fuesen escritos o leídos. Este año, también lo dejo de hacer.
¿Y por qué? La vida es como los matrimonios la monotonía aburre, y si no intentamos innovar, nuestra ilusión se va a pique. El año pasado no fue uno de los mejores, así que con unos pocos cambios, quizás y solamente quizás, el 2011 venga cargado de emociones y grandes sorpresas.
Desde aquí, dar las gracias a todo aquel que ha hecho el 2010 más soportable, y desear a todo el mundo que empecéis el año de la mejor manera posible, y sobre todo, con una enorme sonrisa en vuestra cara.

¡Feliz año nuevo a todos!

lunes, 27 de diciembre de 2010

¿Cuándo la amistad debe terminar?

¿Por que la frase que más pronunciamos cuando terminamos una relación siempre tiene que ver con la amistad? ¿Realmente podemos ser amigos de nuestros ex? ¿O es solo la idea que queremos hacernos?
Desde el momento en que damos por finita una relación sin previo acuerdo, intuimos que eso jamás podrá convertirse en una amistad, ya que todo lo vivido siempre vendrá al recuerdo. Pero, ¿es sólo el miedo a aludir todos y cada uno de esos momentos o quizás es el hecho de tener miedo a que la otra persona rehaga su vida mientras nosotros nos ahoguemos en un mundo donde el amor no esté a nuestro alcance?
La afinidad que teniamos antes debemos guardarla (que no olvidarla) en un rincón, porque en el momento que queramos retomar el contacto o tengamos un encuentro fortuito, a uno de los dos le volverán a renacer los sentimientos, y escuchar como el otro, en la medida de lo posible, es feliz, va ha hacer que su abrigo de visón se convierta en un simple abrigo acrílico.
Pensamos que nos pertenecen, semanas, meses e incluso años después. Retomamos nuestras vidas, somos felices (o no), pero no conseguimos borrar la imagen de esos labios carnosos en los nuestros, de su perfume, de su exquisita voz... solo va ha hacer que el presente que estemos viviendo se nos ralentice y el pasado vuelva a nuestra memoria y perpetue durante un largo tiempo ahí, impidiendo que avancemos...
Pero nuestro pasado ha sido el que ha contruido nuestro presente, y nunca hay que mirar atrás ni arrepentirse de actos. No podemos terminar una relación con una buena amistad de la mano, pero no por ello hemos de abandonar ha esas personas en el olvido y cubrirlas de polvo y suciedad para que nunca vuelvan ha hacernos sonreir...

sábado, 18 de diciembre de 2010

¿Las palabras nos pertenecen?

Hace un par de días escuche esta frase en la radio. Y en ese insante, dejé de escuchar. Algo tan simple como esas cuatro palabras me habían hecho perder toda atención necesaria en otros quehaceres. Desde el momento en  que nacemos y al perro le asignamos el nombre de "guau-guau" (a posteriori nos harán entender que los animales tienen un nombre común y no adquieren, como al principio pensábamos, el sonido que articulan) y nuestra família pasará los días inculcándonos quién recibe el nombre de "mamá, papá, abuela, etc.", desde ese momento, ya estamos siendo dueños de nuestras palabras, y toda voz que salga de entre nuestras cuerdas vocales, y consecuentemente, termine en un problema, lo deberemos afrontar nosotros, al igual que lo hemos ocasionado.
Pero, ¿por qué siempre las cosas relativamente importantes y las que posiblemente la humanidad tenga cierto interés en conocer (siempre que la curiosidad gane a la vagancia) nos las solemos callar y las atrocidades y sandeces que deberían quedarse almacenadas en nuestro interior consiguen ver la luz?
¿Salen las palabras según nuestro estado anímico? ¿O es según nuestra personalidad?
Esta vez creo que las dos cosas están relacionadas, nuestra personalidad influye en nuestras emociones, en nuestro humor, con nuestra paciencia... Es completamente posible que nuestras palabras fluyan según como nos encontremos y con quién, es decir, normalmente, controlaremos y revisaremos más el contexto de lo que digamos cuando hablemos con gente mayor o con niños pequeños, solo por educación o para su fácil comprensión. En momentos de ira, hablaremos sin pensar, gran error, pero lo haremos. En momentos indecisos, controlaremos nuestras palabras. Respecto a la primera pregunta, quizás si nos diesen 5 minutos en lo cuáles todo el mundo nos escuchase, no sabríamos que decir, en ese momento, toda inteligencia sería nula gracias a nuestros magníficos nervios, y diríamos alguna estupidez, la cuál conllevaría al desastre total. Así que por una vez, tengo conclusión, somos dueños de nuestras palabras y de todos nuestros actos.


P.D: El hecho de tener tres exámenes al día me ha imposibilitado actualizar, lo siento.

viernes, 10 de diciembre de 2010

¿Amor? ¿De verdad?

Suelo recordar una cara, una mirada, e incluso un aroma de cualquier persona con la que me cruce. Tengo ese don. En estos momentos, podría ver a alguien a quien no hubiese visto hace cinco, seis, siete… años y saber, que en algún momento de mi vida, lo he conocido. Incluso recordar su nombre.
Puede que esto sea un don bueno, o malo… Siempre es bueno tener un poco de amnesia en momentos determinados. Todo sería más misterioso. Pero no, recuerdos a todas y cada una de las personas. Hay veces en las que sé donde trabajaban, con quien salían, por donde, los rumores que corrían a su alrededor hace unos años atrás y cosas por ese estilo.
Vivo en una ciudad, pero esto siempre continuará siendo el pueblo que siempre ha sido, lleno de rumores que vuelan y dejan de volar. Según datos del padrón de 2008 (IVE 2009) habían 37.735 habitantes, de los cuáles 18.828 mujeres y 18.907 hombres. De todos ellos, nadie se acostará con alguno de tantos, sin que al resto nos llegue algo a oídos. Sí señoras y señores, esto no es New York, ni ocurre como en  "Sexo en Nueva York"  donde el susodicho sexo se experimenta tan libremente. Aquí la gente seduce, se dan un par de besos, se tocan un poco, y poco más a espaldas de la gente. Ella se encapricha y él continúa disfrutando de su noche. Ahí es donde quiero llegar, ¿Qué es el amor?, y lo más preguntado, ¿existe? Personalmente, no lo creo, no es que nunca me haya enamorado, no, pero que una persona ame, no es amor, nadie le corresponde. A mí no me suele pasar lo mismo con los bolsos, ni con zapatos, ni con la ropa. Todo ello me ama, al igual que yo. Eso es amor correspondido, y no lo de las personas.
Quizás muchos os cuestionareis si de verdad sé demasiado sobre este tema. Realmente, no lo sé, nunca voy a saber más que nadie, pero más que yo misma sí, y he soportado demasiadas lágrimas y lamentos a mi alrededor por amor. En mi caso, lo mío es un mundo aparte y desconocido. Pero yo ni espero ni desespero, y estoy bien viva señoras y señores. No, no es que siga la norma de este grupo de facebook, pero prefiero vestirme yo.
Ah, y por la intro, en resumidas cuentas, me encapricho de miradas, no de las personas en sí, porque sé qué necesitan decir a gritos por su mirada. A eso venía todo, a que realmente, cuando la gente dice que acaba de conocer al amor de su vida, o quizás esté meses o años con él o ella, nunca se fijan en el poder que desprende la mirada del otro, y en ese momento, sabes que nunca se van a conocer de verdad.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

¿Es la sociedad la que nos oprime?

El otro día, intentando pasar el tiempo, me puse a ver unas fotos de unos amigos. En ese mismo momento, me replanteé si nuestra forma de ver la vida está basada en el entorno familiar que nos rodea y en el centro de estudios donde nos formemos. Sonreía de ver la felicidad que desprendían con solo unos trozos de metal que formaban un ruín coche, una guitarrauna reflex, y un par de cervezas en cualquier sitio. En esos momentos quise estar allí, ataviada con unos vaqueros, unas converse y una simple camiseta de algodón, siendo víctima de una de tantas fotos y cómplice de una risa más. En cambio me encontraba encerrada entre cuatro paredes, haciéndome la manicura y maldeciendo los zapatos de tacón que me esperaban en una esquina de la habitación.
Realmente, ¿que vida queremos? ¿La que nos obliga la sociedad a tener o la que de verdad deseamos?
Si replanteo la obligación que sufrimos por parte de la sociedad actual por tener unos ideales de vida es porque asi nos lo muestran los medios de comunicación, es lo que nos inculcan desde pequeños, es lo que te oprimen a hacer, a querer. ¿De verdad queremos un buen coche, una casa con todos los requisitos y caprichos necesarios y unos hijos encantadores y de portada de calendario? ¿O lo único que queremos es ser felices y disfrutar el día a día con el máximo énfasis?
Yo misma soy la primera que siempre me propongo tener en un futuro el suficiente dinero como para no preocuparme por derrochar algún día un poco más de lo normal, tener una casa de ensueño, y un vestidor de infarto. ¿Pero que es lo que quiero hoy? ¿O mañana? ¿O al próximo? Si pensamos en que será de nosotros dentro de unos muchos años, estamos cubriendo nuestro día a día, estamos ignorando las pequeñas alegrías y lo pequeños placeres que nos aporta la vida, todo porque estamos pensando en formar un futuro lejano, y realmente, en formarnos una buena posición e imagen social.

martes, 7 de diciembre de 2010

Y, arrancamos!

¿Cuándo nos damos cuenta de cuál es la verdadera personalidad de la gente? ¿Cuando lo vemos desde fuera, o desde dentro? ¿Es verdad que las mujeres necesitamos a los hombres para poder llevar todos nuestros problemas? ¿Están los hombres puramente hechos para derretirte delante de ellos? ¿En que momento se etiqueta a una persona?
Todos las y los conocemos, a ellas y a ellos, esas personas que podría decirse que son como Dios, pero en vez de estar en todos los "lugares" estan con todo miembro de su sexo opuesto. ¿Se les etiqueta en el momento en el que empiezan a jugar a ese juego, o cuando se acercan a una víctima cercana? ¿Es quizás en esos momentos donde, a pesar de que vayan ebrios, les pierdas toda confianza y respeto, y quizás posible esperanza que tengas hacia esas personas?
Quizás todos hayamos tenido una época así, y quizás nos haya caído alguna etiqueta que otra, pero se quitan fácilmente según la duración con la que la hayais tenido puesta. Pero hay una edad para todo, para poder ir de "fresca" como para ir de "recatada", y hay que saber en que margen estar. ¿Y por qué desde ese momento esas personas ya no nos muestran tanta confianza como antes? Por qué todos tenemos un prototipo de las personas, y una imagen de ellas, incluso puedes forzar a los demás para que no varíen tus pensamientos, pero "una imagen vale más que mil palabras", y cuando todo pasa delante de tus ojos, las personas cambian ipso facto.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Bienvenidos y bienvenidas!

Buenos días, buenas tardes, o buenas noches, según el horario que tengáis y la hora por la que os paséis por aquí.
Soy Cristina, o como muchos me conocen Cemece, lo cual no significa que Ciencias del Mundo Contemporáneo sea lo mío. Decidí borrar el anterior blog por muchos motivos, el más importante me gusta más escribir sobre la sociedad en general y lo que pienso, que sobre mis sentimientos, los cuáles no le interesan a nadie. Además, tengo pensado enseñaros los mejores conjuntitos que encuentre por la calle. Renovar o morir, ya sabéis.
Siempre me replanteo actualizar todos los días, pero los estudios es algo que quiero sobrellevar tranquilamente, así, que en mi tiempo libre (que es mucho más del que me pienso) me pasaré a ver blogs y a actualizar, cada día con aquello que no me deje dormir tranquilamente.
Esto es todo por ahora, solo se trata de una presentación rápida, nada más.
Desde el otro lado de la pantalla, Cemece.